OSCAR FONK SIEVEKING

Los Cataclismos cíclicos y migraciones remotas.

Los trabajos desarrollados por el investigador nacional de origen germano Oscar Fonck Sieveking (1901-1997) se centran en el estudio de las catástrofes geológicas, los misteriosos comienzos de la cultura humana, las islas y continentes desaparecidos, la salvación de los sobrevivientes y las expresiones culturales remanentes, entre otras notables temáticas. Su primera obra se tituló "Construyamos Arcas": Los Enigmas del Pasado (1965), donde señala como consecuencia de los cataclismos que asolan al planeta, movimientos migratorios a escala planetaria, siguiendo la teoría del naturalista francés Cuvier, según la cual nuestra tierra debe sufrir periódicamente grandes catástrofes que aniquilan a la mayoría de los seres vivientes y que en esa forma propenden a renovar y remozar las distintas formas de vida existentes (P.86) y las catástrofes cósmicas propugnadas por Hanns Hörbiger (pag. 144), quien postula la existencia de cataclismos cíclicos, como la que produjo el hundimiento de Atlantis (ó Poseidonis), siendo esta isla el centro desde el cual se esparció la civilización al Mediterráneo y a América (Pag. 39).

Según Fonck, éstas catástrofes planetarias se hayan registradas en numerosos relatos míticos de los diferentes continentes, como asimismo en los escritos sagrados de los Caldeos, en el Mahabarata, Ramayana, Zend Avesta, los Edda (Volüspa y Ragnaroek), la leyenda de Phaeton (Metamorfosis de Ovidio), la Epopeya de Gilgamesch y la salvación diluvial de Noe (P.89-91). Atlantis, Mu, Lemuria y Hiva figuran en los relatos legendarios como continentes desaparecidos a consecuencia de las catástrofes que han forzado la migración a escala global de los sobrevivientes, hecho que se refleja, por ejemplo, en la composición étnica de la América Precolombina, en la cual existían representantes de la raza negra, cobriza, amarilla y blanca, lo que ha sido demostrado por estudios y descubrimientos antropológicos posteriores (pag. 105).

En Construyamos Arcas, Fonck establece la existencia de un arco protohistórico existente entre el Tiahuanacu, Atlantis y la antigua Troya, comprobado por medio de la metalurgia y los símbolos (P.163 y ss). Estas relaciones intercontinentales entre la América Aborigen y el Mediterráneo fueron también establecidas por Donelly a través del alfabeto maya de Diego de Landa, el egipcio y el fenicio. Éstas relaciones habrían sido ininterrumpidas por los cataclismos que asolaron al planeta y que significaron el movimiento de los polos y el cambio de posición del eje de la tierra que tendría como consecuencia rápida la inundación de muchas costas y de países situados a bajo nivel; en seguida, una modificación casi instantánea en el clima de casi todo el mundo, con pocas excepciones; después, el crecimiento lento, pero ininterrumpido del nivel de todos los mares, con mayor intensidad a la altura del nuevo ecuador, y reduciéndose, a medida de acercarse las zonas a los nuevos polos. Por consiguiente, en la línea del nuevo ecuador el nivel de los mares sería mayor, decreciendo en altura hacia los nuevos polos (pag. 137). A través de sus extraordinarias investigaciones, Fonck plantea interesantes apreciaciones sobre estudios lingüísticos, simbólicos y mitología comparada entre diversas culturas.

De acuerdo a Fonck, la antigüedad del Hombre es remota (pags. 301 y 321), como lo son también varias Civilizaciones que se han visto asoladas por los cataclismos: la escritura humana ya existió antes del último diluvio. Todo lo hace pensar así. Solamente existe la imposibilidad de demostrarlo por medio de documentos o de inscripciones de aquellos tiempos. Pero va a llegar el día en que nuestros infatigables investigadores presentarán las pruebas respectivas (P.204), señalando a continuación que todo nos indica que la civilización humana es antiquísima y que no ha podido mantenerse a través de los milenios, sencillamente, porque el destino no lo ha permitido (pag. 251). Son las catástrofes cíclicas descritas en las Antiguas Tradiciones, como las expresadas en los Textos Sagrados de la India: los hindúes hablan de catástrofes producidas por el hecho de que cada 25800 años norte se hace sur y sur se hace norte (P.251), reforzando la idea expresada por Fonck que las leyendas acentúan en el investigador la convicción de que nuestro planeta ha sufrido enormes cambios en el pasado, y de que estos pueden repetirse en el futuro (P.105). Vestigios de los tiempos antidiluviales serían los Mounds (Túmulos) esparcidos por Norteamérica (pag. 257) y las edificaciones del tipo pirámide y torre halladas en Perú, similares a las encontradas en la India, Egipto, Mesopotamia y Centro América. De una época igualmente remota es Tiahuanacu, cuya Puerta del Sol es un calendario descifrado por Edmund Kiss y reproducido por Fonck en su obra. En Construyamos Arcas, el autor establece la presencia de Gigantes en el pasado remoto de la Tierra, basándose en el trabajo de Denis Saurat, "Atlantis y el dominio de los Gigantes", teoría sustentada en el factor gravitacional de la Luna Terciaria sobre el planeta y los seres vivos, lo que habría significado un mayor tamaño de éstos últimos (pag. 276), siguiendo los postulados expuestos en la Cosmogonía Glacial de Hörbiger.

Fonck precisa que el género humano existe sobre la faz de la tierra desde hace millones de años, y que siempre trató de mantener un nivel cultural superior, pero las catástrofes que caían sobre él en períodos regulares, no le permitieron mantener el progreso alcanzado, lo que ha hecho que el hombre haya tenido que volver una y otra vez a las armas primitivas de madera, de piedra y de hueso, como también a los utensilios de barro (pag. 321). Asimismo, cimienta la teoría del movimiento de los continentes, fortalecida por el hecho que las zonas de temblores y terremotos, coinciden con aquellos territorios de las más altas cordilleras, territorios que se encuentran en movimiento (pag. 321), tendiendo a desplazarse a la actual línea ecuatorial. Las épocas glaciales coinciden con los cambios en la posición del eje de la tierra, siendo estos cambios provocados por la acción perturbadora de las grandes cadenas de montañas y masas de territorios que tratan de acercarse a la línea ecuatorial, impulsadas por la fuerza de gravedad (pag. 355).

Fonck determina sus postulados en:

  1. Las épocas glaciales no serían otra cosa que capas polares que han cambiado de sitio.
  2. Los diluvios, producidos por la desaparición de las mencionadas capas polares y que harían subir todos los mares en un determinado nivel.
  3. El aumento de la actividad volcánica, consecuencia de las enormes modificaciones geológicas que un cambio en el eje terrestre tiene que producir. Esto explicaría las noches egipcias, la desaparición temporal del sol, luna y estrellas, etc.
  4. Determinado por el contenido del presente libro y por los detalles que dan las leyendas y mitos de los llamados pueblos primitivos, es el de la antigüedad del género humano y de su cultura, la que es prediluvial y, si no ha podido permanecer en el mismo nivel, no ha sido por falta de desarrollo intelectual ni por falta de inteligencia de los hombres, sino que por el implacable destino que ha sumido a nuestro mundo en las tinieblas de las catástrofes (pags. 362 y 363).